Jazz Miranda: «Paula López, voz del Río de Espinas» (crónica)

Cuando la más reconocida poeta náhuat de El Salvador falleció en abril de 2016, muy pocas personas habían oído hablar de ella, pero su voz auténtica cautivó a las audiencias de revista La Zebra, que convirtieron su canción Achtu At en la publicación más difundida y visitada de nuestra breve historia. Pero, ¿quién fue Paula López?

Jazz Miranda
Retrato de portada por Cibely Dohle
La Zebra | #5 | Mayo 1, 2016

Se [1]

Como profecía escrita en sus poemas, hoy nos reunimos aquí a tejer una trenza de cuatro cabos sobre la vida de Paula López.

Para hablar de esta líder, promotora, educadora y poeta náhuat es necesario remontarnos a la tierra donde nació un 27 de enero de 1959: Santo Domingo de Guzmán, también conocido por el nombre de Witzapan (“río de espinas” o “donde abundan las espinas”), un municipio localizado en el departamento de Sonsonate. Este pueblo posee dos rasgos culturales e identitarios que le dan una personalidad propia. El primero radica en la tradición milenaria del trabajo con el barro: comales, ollas, lámparas y adornos, entre otros; el segundo es que es allí donde habita la mayor población de hablantes nativos del idioma náhuat en El Salvador.

Paula aprendió esta lengua, hablada por los pipiles en el tiempo de la conquista, directamente de su madre, y creció en una comunidad lingüística que aún conserva sus tradiciones indígenas. Sin embargo, y a pesar de ser una mujer oriunda de Witzapan, por mucho tiempo alquiló una casa de adobe, con techo de tejas sostenido por columnas de madera; en la entrada, un corredor de tierra donde al fondo se observa la cocina de leña y, más atrás, el servicio de fosa séptica. Fue hasta principios de este año que Paula decidió no seguir alquilando; por lo que se lanzó a comprar un terreno con los pocos ahorros que tenía. El día de su muerte, el sueño de su propia casa quedó inconcluso y las paredes siguen a medio construir, debido a la falta de recursos. Aun en este escenario, Paula siempre recibió con sonrisa y amabilidad a los visitantes. No importando nacionalidad, religión, edad, ni género, Paula, con mirada sincera y tenacidad, siempre estuvo dispuesta a cantar sus composiciones a las personas que la visitaban.

Su escolaridad formal no sobrepasó la primaria, pero su conocimiento ancestral excedió los esquemas occidentales. Por mucho tiempo fue la principal fuente de información de lingüistas, e investigadores que trabajan con el idioma náhuat como objeto de estudio, desarrollando proyectos de revitalización del idioma y produciendo material desde la academia. Entre ellos destaca: el lingüista Alan R. King, autor del libro Timumachtikan Nawat y miembro fundador otrora de la Iniciativa para la Recuperación del Idioma Náhuat – Te Miki Tay Tupal (IRIN), Etc.; Werner Hernández, autor del Vocabulario en Náhuat “Nawat Mujmusta” y miembro del Colectivo Tzunhejekat, etc.; Jorge Lemus, creador del proyecto “Cuna náhuat” y Premio Nacional de Cultura 2010; entre otros académicos.

Canto para la señora,
canto para el señor,
canto para los niños,
para que así aprendan.

paula_lopez-oaxaca2015
Mujeres indígenas en el encuentro de comunicadoras en Oaxaca, México. Dos de ellas hablan variantes del náhuatl: Porfiria Espinoza (extremo izquierdo), de San Jeronimo Amanalco, Texcoco, habla la variante en la que escribió el poeta Netzahualcóyotl, y Paula López (tercera de la izquierda), habla la variante náhuat de los pipiles de El Salvador.

Ume [2]

 “Es que yo no sé mucho de letras”
Paula López
(frase citada en entrevista con Alberto Cruz,
del Colectivo Tzunhejekat).

“Es que yo no sé mucho de letras”, decía Paula López; sin embargo, educó a quienes se le acercaron en busca de aprender el idioma materno.

A sus 56 años impregnaba su dinamismo a la gente del pueblo; un día lideraba al grupo de nahua-hablantes, en la casa de la cultura de la localidad, donde además dirigía al primer coro de hablantes nativos del idioma náhuat; y al siguiente día compartía su conocimiento con los más pequeños de Witzapan.

El proceso de enseñanza que Paula facilitaba a los niños tenía lugar en la Cuna Náhuat. Proyecto abanderado desde su creación en el 2003 por la Universidad Don Bosco y el Ministerio de Educación; su objetivo es que niños y niñas de Santo Domingo de Guzmán, entre las edades de 3 a 5 años tengan un primer acercamiento lingüístico con el idioma de sus abuelos. Al menos en los últimos dos años, la Cuna ha estado teniendo problemas financieros, y actualmente las instituciones al frente no están asumiendo el sueldo de las cinco nantzin (nombre que se les da a las docentes que enseñan el idioma) que hacen realidad el proyecto. La Alcaldía de la localidad está remunerando el sueldo de sólo dos de ellas. Las cinco nantzin, en un acto de mutua solidaridad, reúnen el total de los dos sueldos y se los dividen entre ellas. En consecuencia, el sueldo que estaba percibiendo Paula López por enseñar el idioma náhuat era un cuarto del salario mínimo, $75.00 mensuales, la misma cantidad que también recibían las otras nantzin.

Paula tenía una relación muy cercana con los nahua-hablantes jóvenes (no sobrepasan los 36 años) de San Salvador. En un principio el vínculo fue el idioma. Ella, la maestra; y los jóvenes de la urbe, sus alumnos. Posteriormente la relación se volvió más cercana y se encaminó a una amistad donde predominó la estima y el apoyo mutuo.

Los jóvenes la recuerdan como una mujer proactiva. Alberto Cruz, miembro fundador de un grupo de estudiantes de la lengua náhuat, el Colectivo Tzunhejekat, dice que ella siempre pasó “de la seca a la meca” en lo concerniente a la revitalización del idioma náhuat. Su labor de educadora fue única e imparable: cómo árbol sin espinas que comparte sus frutos, así fue Paula con la enseñanza y difusión del náhuat.

Yo digo lo que quiero,
yo digo lo que sé
y lo que sé es que quiero cantar.

paula_lopéz- presidente-genaro_ramirez_vasquez
Encuentro con nahua-hablantes en la residencia presidencial, el 6 de diciembre de 2014. Al extremo izquierdo, Ramón Rivas, secretario de Cultura, Paula López, sentada a la diestra del presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, la primera dama, Margarita Villalta de Sánchez, y Genaro Ramírez Vásquez, de blanco y con sombrero.

Yey [3]

La creatividad de Paula era una característica auténtica. Su talento no se limitaba a enseñar náhuat. Paula tenía una manera extraordinaria de elevar y dignificar la lengua náhuat a través de la poesía, expresión auténtica que cantaba con orgullo.

Cantando y cantando floreció su palabra que, desde diversos escenarios, mostró la tierra de dónde provenía.

9.
Paula López durante su aparición en el programa de televisión Grandiosas, 7 de marzo de 2014.

Dentro de los eventos en los que participó o en los que su poesía ocupó un lugar privilegiado, destacan el concierto “Voces de los Pueblos”, ofrecido por el Sistema Nacional de Coros y Orquestas de El Salvador, en la Universidad de El Salvador. Este concierto, en el que participaron el Coro Juvenil Nacional y la Filarmónica Juvenil Nacional de El Salvador, estuvo bajo la dirección de la compositora Española Sonia Megías, quien trabajó en el arreglo de dos canciones de Paula López y estableció sus respectivas partituras para Coro y Orquesta, un trabajo de rescate musical inaudito en El Salvador desde que lo hiciera la folclorista María de Baratta en la década de 1930. El concierto “Voces de los Pueblos” tuvo como objetivo potenciar la relevancia cultural de la lengua náhuat en el país.

Paula también cautivó al público presente en el lanzamiento de la Secretaria de Cultura del Gobierno de San Salvador, que se realizó en septiembre del año pasado, en la Gran Sala del Teatro Nacional. En este evento, Paula compartió escenario con artistas destacados en diferentes disciplinas del arte a nivel nacional. Además de contar con la presencia del alcalde de San Salvador Nayib Bukele.

manuscrito de paula lopez
Manuscrito de Paula López, quien era iletrada hasta que se unió al movimiento del rescate de la lengua náhuat en el 2003, año en el que comenzó a aprender a leer y a escribir.

Muchos escenarios más conoció Paula López en su faceta de artista escénica, como la Alianza Francesa en San Salvador, el Centro Cultural de México en San Salvador, la Universidad de El Salvador y el Teatro de Cámara Roque Dalton.

En Oaxaca, México, Paula participó en el “Segundo Encuentro de comunicadoras indígenas y afrodescendientes”, dónde, después de 30 horas de viaje, Paula tuvo la oportunidad de interactuar con 88 indígenas y afrodescendientes de Latinoamérica. Emmety Pleitez, una comunicadora y participante salvadoreña en el encuentro, recuerda haberla escuchado cantar en el evento.

“Fue un momento muy emotivo”, dijo Emmety, “porque ella (Paula) logró que nosotras nos conectáramos con sentimientos muy profundos a través de su canto”.

Y es que su canto era el canto de todas las voces que dejaron de cantar en 1932. Escuchar a Paula era escuchar las voces de los que ya no están. Su canto de mujer pájaro siempre despertará nuestro ADN, nos hará recordar quiénes somos, dónde estamos parados, y con su melodía volvemos a nuestro ombligo, a la tierra.

Anteayer canté,
ayer canté,
canto ahora
y cantaré mañana.

20150517-teatro_presidente-sonia_megias
El 17 de Mayo de 2015 se llevó a cabo el concierto “Voces de los Pueblos”, ofrecido por el Sistema Nacional de Coros y Orquestas de El Salvador en la Universidad de El Salvador, donde la compositora española Sonia Megías dirigió sus arreglos para coro y orquesta de dos canciones de Paula López, interpretadas por el Coro Juvenil Nacional y la Filarmónica Juvenil Nacional de El Salvador.

Nawi [4]

La lengua condensa y conserva el sentir de un pueblo, de una comunidad lingüística.

El náhuat tiene una gran relevancia por tratarse de un idioma en peligro de extinción. Aun así, en El Salvador no existen políticas públicas suficientes que salvaguarden este idioma ancestral y beneficien a ese tesoro vivo que son sus hablantes.

En el 2013 se esbozó una ayuda para los hablantes del náhuat. El proyecto fue una iniciativa de Eric Doradea (miembro del Colectivo Tzunhejekat). A través de la gestión de la diputada Lorena Peña, la Asamblea Legislativa aprobó en el presupuesto del 2013 un monto de $200,000.00 para los hablantes de náhuat.

Para poder ser beneficiario de este bono (correspondiente a $1,015.00 para cada hablante) la persona debía cumplir principalmente con dos requisitos: 1) ser mayor de 70 años, y 2) ser hablante del idioma náhuat.

El dinero fue entregado a 197 nahua-hablantes por medio de la Dirección de Pueblos Originarios de la Secretaria de Cultura de la Presidencia.

paula_lopez-ne_nawat
Paula López, junto a un mural en náhuat.

Sin lugar a dudas, Paula fue la hablante nativa más entusiasta y más influyente, pero también era la más joven, pues para ese entonces ella tenía 54 años. Por este motivo a ella no se le entregó el dinero del bono especial, a pesar de ser una hablante insigne, promotora de su cultura y reconocida por la comunidad lingüística a la que perteneció. Este hecho significó una gran decepción para ella; sin embargo, no paralizó la labor de Paula en pro del náhuat, un idioma que durante siglos ha logrado sobrevivir gracias a la fortaleza y valentía de personas como ella.

Repentinamente, Paula se enfermó en febrero del 2016. En un principio se le trató en un hospital privado de Ahuachapán. La cuenta de los gastos de salud creció tanto que la familia, conformada por sus tres hijos y sus tres nietecitas, no pudieron seguir asumiendo el gasto aún con ayuda de amigos.

Finalmente estuvo ingresada en el Hospital Rosales de San Salvador, pues a pesar de trabajar en un proyecto abanderado por instituciones públicas, últimamente no era cotizante del Instituto Salvadoreño del Seguro Social.

El deterioro de salud de Paula fue sorpresivo y drástico; en cuestión de poco tiempo se fue desmejorando hasta que su cuerpo no resistió, y el 15 de abril de 2016 falleció en el nosocomio público. La “mielitis aguda” que los médicos le diagnosticaron fue sólo la consecuencia de una enfermedad mayor que no se detectó a tiempo. Es decir, el origen de la prematura muerte de la más reconocida poeta náhuat de El Salvador fue la carencia de acceso a servicios oportunos de salud en su comunidad indígena.

El día de su funeral, en redes sociales, las cuentas oficiales de instituciones públicas se llenaron de condolencias. En vida, Paula nunca fue reconocida por ninguna Institución del Estado Salvadoreño. Fue el sábado 16 de abril que el cuerpo lo despedimos y enterramos en el Cementerio de Santo Domingo de Guzmán, no así su lucha, ni el legado que nos ha dejado.

Lyle Campbell, profesor de lingüística en la Universidad de Hawái en Manoa, y un especialista en lenguas indígenas de Mesoamérica, resumió así la importancia del trabajo de Paula López: “Un pensamiento dominante en este momento es lo importante que era Paula para la causa de la recuperación de náhuat, lo valioso que son las diferentes cosas que ella realizó y promovió, y cuánto la estimo por su carácter y su personalidad, por darle a la revitalización del náhuat un rostro propio y humano. La echaremos mucho de menos. Siempre será recordada, de alegría por lo que nos dio y de tristeza porque ya no esté con nosotros.”

Paula cantó, canta y cantará para que cuando la escuchemos tengamos presente que ser indígena no es cuestión del pasado: hay un idioma vivo, hay personas que siguen hablando este idioma y hay los que trabajan por su conservación[1].

Paula López, síntesis de la mujer indígena salvadoreña en el siglo veintiuno. Su bandera de amor, resistencia y dignidad radicó en su lengua, y con ella nos dejó la riqueza impagable de su legado.

Yo digo lo que quiero,
yo digo lo que sé,
y lo que yo quiero
es que se junten aquí.

paula_lopez-alianza_francesa
Celebración del “Día de la lengua materna”. Alianza Francesa en San Salvador. De izquierda a derecha: Tajtzin Nicolás, Nantzin Paula y Jazz Miranda, autora de esta crónica.


NOTA

[1] Actualmente hay un registro de aproximadamente 300 a 400 hablantes nativos del idioma náhuat.  Dentro de este grupo, destacan los hablantes de la “primera generación”, que tienen arriba de los 80 años, y los cuales son sobrevivientes directos de la masacre de 1932, en su mayoría provenientes de Tacuba, Ahuachapán, Cuisnahuat, Nahuizalco y Santo Domingo de Guzmán.