Jarl Ricardo Babot: «Canción por un tigre apenas conocido» (poesía)

Una muestra de la poesía imaginativa y grácil del poeta y dramaturgo panameño.

Jarl Ricardo Babot
La Zebra | 
#102 | Febrero 3, 2025

Canción por un tigre apenas conocido

Todo llanto se habrá oxidado.
Todo hueco hallará su ángel.
Todo mar su lápiz, su papel, su corcho,
su rodilla.

Yo hallaré la tarde —nombre
sin lágrimas—. La hallaré
como quien halla, sin buscarlo, al tigre
que le robaron.

Entonces pensé en el tigre
y en la acrobacia del humo
que lo ocultaba.

Pensé en sus patas misteriosas
en los lechos que pisaron
en los años en donde se ocultó
por tanto tiempo.

Le propuse que me dejara seguirle
que por favor me llevara a los sitios
que debimos conocer unidos.

Mas el tigre me llevó a nuevos lugares
y nos maravillamos como niños
y como niños
juntos, nuevamente, crecimos.

El tigre es el paisaje eterno;
más que una tarde
o la montaña.

Más que las piedras. Que las manos rotas
del silencio.
Más que el último reloj.
El tigre es la vida. La vida que corre
aun cuando lo impidan todas las cosas.

El tigre avanzó despacio.
Ni siquiera lanzó un gruñido
cuando los niños, detrás de él,
le lanzaron las primeras piedras.

No tuvo prisa cuando le sobrevolaron
helicópteros y aviones. Siguió andando
despacio, sin mirar a nadie.

Sin embargo, levantó los ojos una sola vez
—un único instante—
para mirarme fijamente cuando me puse
delante de él. Luego, se hizo a un lado
siguió su camino
amándonos, tal vez,
con su aparente animal indiferencia.

Animal volviendo
de un disparo inexistente.

Un compañero
una amiga
que pasan volando
por encima de mis orejas
caídas como hojas
en otoño.

Lotería, Nos. 270-271,
agosto-septiembre, 1978.

Penélope

Penélope,
te habla un Ulises sin retorno;
ya de vuelta cada tarde
para verte tejer
olas en el mar del tiempo.

¡Ah, Penélope…!
Ya no hallo en tu mirada
la huella de la nave
que seguías,
cielo y viento,
más allá del horizonte
mojado por tu llanto.
¡Has extraviado todo…!
Nave,
isla,
arco y flecha…
¡Has extraviado el sol!

Oh, Penélope, al ensartar tus trenzas
con que tejes esos barcos que fabricas,
las velas no supiste orientar hacia mi sueño
y se perdieron en medio de la niebla prohibida.
En Ítaca,
tú muestra orgullosa tus sienes sin cabellos:
los telares;
mientras urdes en mi herida.

¡No sigas adelante con tu tela…!

Tú quieres un fantasma estrangulado por la arena
y despertar sobresaltada
al grito de que vives.

Yo quiero morir traspasado por tu aguja,
al grito de que muero con tu tela entre los ojos,
secándome las lágrimas.

Un sonido a hojalata. Publicado en: La pequeña orquesta.
Primera Antología Personal 1966-1991.

El buen árbol susurra al hacha

El buen árbol susurra al hacha
algo.

antes que caiga la primera astilla
al suelo;

arriba cantan,
ocultos por las espesas ramas,
algunos pájaros;

estarán allí,
justo al instante mismo de caer la herida
                                                          /mole
sobre el cuerpo del hombre que piensa

que se aparta.

Pequeños daños y gritos. Moscú, 1973 / Panamá, 1975-80.
Publicado en: La pequeña orquesta.  Primera Antología Personal 1966-1991.

Dicen que estoy solo

Dicen que estoy solo
con mis trigales, mis cuervos, mis girasoles.

Sé que estoy solo
con mis trigales, mis cuervos, mis girasoles.

¡Mirad bien! Que hay en ellos
niños
viejos
mujeres y caminos

que son verdaderos cipreses
y me dan la bondad de la sombra

cuando los altos soles de julio
—enloquecidos— se desprenden

y me persiguen.

Van Gogh, Van Gogh. Panamá, 1978.
Publicado en: La pequeña orquesta. Primera Antología Personal 1966-1991.

Deposita la moneda

Deposita
la moneda
no tengas miedo perderla.
La melodía,
casi siempre,
de inmediato suena.
Anda.
Hoy puedes
hasta tararear la melodía
sin pedir permiso a nadie.
Tú pagaste por ella
—era tu única moneda—
Tienes derecho a este minuto.
¡Apresúrate!
Sólo queda
el último compás,
¡y ya está sonando!

Un sonido a hojalata. Publicado en: Días como el mar.
Segunda Antología Personal. 1966-1999.

Domingos

Yo dije siempre,
y también en los museos,
que nunca temeré mi soledad
frente a los cuadros.

De ellos penden la ofrenda
y el cuchillo; la silla que perdimos,
el lecho que lloramos.

Yo no temo la tristeza de esas mujeres,
ni los ojos de esos hombres que las siguen
                                 / por todos los caminos,
haciendo muecas y gritando.

Tampoco me inquietan          la boca
y su sonrisa:
lisas como piedras que estuvieron desde siempre
bajo el agua.

Nunca temeré          la muerte,
por más que alguien insista en dibujarla
con mi sombra.

Casi un libro de amor. Moscú, 1970-73 / Panamá, 1986.
Publicado en: Días como el mar. Segunda Antología Personal 1966-1999.


JARL RICARDO BABOT (Panamá, 1945-2025). Poeta, dramaturgo, actor y director teatral. Egresado de la Universidad de Panamá, Maestría en Artes en el Instituto Anatoly Lunacharsky, Moscú, URSS, 1973. Mereció en tres ocasiones el Premio Literario Ricardo Miró: tercer premio con Un sonido de hojalata (poesía, 1966); segundo premio con Canción de las tuercas (poesía, 1968); y el primer premio con Las aves (teatro, 1979). Después de publicar su libro clave, Poemas de la calle Gorki (Editorial Mariano Arosemena, Panamá, 1990), inició la labor de reunir su obra poética en libros que recopilaban sus numerosos poemarios: La pequeña orquesta. Primera antología personal 1966-1991 (Panamá, 1993); Días como el mar. Segunda antología personal 1966-1999 (Panamá, 2000); Primer libro del rescate. Poesía 1969-2010 (Panamá, 2010); Libro de otras voces. Tercera antología personal 1999-2009 (Panamá, 2010); Actores de arena. Mascaradas y lamentos poesía 1967-2011 (Panamá, 2011). Fue Director de la Escuela Nacional de Teatro de Panamá; Profesor de Historia del Teatro en la Universidad de Panamá; Director del Teatro Universitario, de la Universidad de Panamá. Como director teatral llevó a escena numerosas obras clásicas como: El inspector, de Gogol (1984); Madre Coraje y sus hijos, de Brecht (1985); y en 1992, Yerma, de García Lorca. La revista Lotería ha publicado sus obras teatrales: El interior del pacífico reloj (mayo, 1974), El viejo león (noviembre, 1979), La fiera en el jardín (enero-febrero, 1984), Historias verdaderas (marzo-abril, 1985); e Imitación (noviembre-diciembre, 1985); la revista Universidad, de la Universidad de Panamá, publicó Aspinwall (enero-marzo, 1993).