Jorge Ávalos: «La ronda» (poesía)

Un poema en prosa que nos recuerda por qué amamos a las palabras.

Jorge Ávalos
La Zebra | 
#108 | Agosto 18, 2025

La ronda

Somos como las palabras, esperando, impacientes, el momento para unirnos a otras palabras y cobrar significado.

Es continua, imparable, y anhelada, la danza de los significados. Cada voz, cada frase escrita, cada tratado entre los poderes del mundo y cada manifiesto en contra de la tiranía, cada drama, cada libro de historia, cada condena de muerte, cada carta de amor y cada poema escrito furtivamente se suman a la ronda de las palabras.

No hay que esperar demasiado en los salones de las lenguas. Todas y cada una de ellas, incluso las recién acuñadas, las palabras transitorias, las marginadas, las que han sido despreciadas por venir del bajo mundo de las vidas sin historia, también ellas tendrán su momento, su luz en las bocas del deseo o en la guerra mortal de los sentidos.

Sí, somos como las palabras, pero también ellas son como nosotros, y algunas tienen una vida propia, secreta, y muy pocos se atreven, siquiera, a acariciarlas en la página, o a susurrarlas en las noches sin sueño. Ellas, las que se ocultan, las que brillan a la luz de una vela o hallan su hogar en los lugares más recónditos de la mente, también ellas vivirán el momento sagrado de su revelación.

Y al fin, están esas otras palabras, las difíciles, las arcaicas, las científicas, las compuestas de antiguas palabras griegas, pero que ahora nombran los secretos del universo, y todas ellas, incluso las que descansan en los gruesos tomos de las enciclopedias y diccionarios, serán llamadas, sin miedo ni prejuicios, a la ronda de la vida.

Así es, ahora y siempre: las palabras iluminándonos y confundiéndose con nosotros, mientras cobran vida gracias a la vocación última de nuestras emociones: la de encontrar una razón de ser en la verdad. Así será, hasta que de nosotros no quede nada sino palabras.

“Mujer leyendo a la luz de una vela”, por Peter Ilsted (1861-1933).

JORGE ÁVALOS (1964). Escritor y fotógrafo salvadoreño, editor de la revista La Zebra. Como cuentista ha ganado los dos premios centroamericanos de literatura: el Rogelio Sinán de Panamá, por La ciudad del deseo (2004), y el Monteforte Toledo de Guatemala, por El secreto del ángel (2012). En 2009 recibió el Premio Ovación de Teatro por su obra La balada de Jimmy Rosa. En 2015 estrenó La canción de nuestros días, por la que Teatro Zebra recibió el Premio Ovación 2014. Su obra narrativa aparece en varias antologías de cuento, incluyendo: Puertos abiertos, editada por Sergio Ramírez (Fondo de Cultura Económica, México, 2012); y Universos Breves, editada por Francisca Noguerol (Instituto Cervantes y Editorial Cobogó, Brasil, 2023). En El Salvador ha ganado cinco premios nacionales de literatura en las ramas de cuento, ensayo y teatro.