Kalton Harold Bruhl: «Consecuencias» (cuento)

Tres enigmáticos microcuentos del reconocido narrador hondureño.

Kalton Harold Bruhl
La Zebra | #14 | Febrero 1, 2017

Un buen trato

Mi hermano y yo no podríamos haber sido más diferentes. Algo así como comparar el tumulto de un carnaval con la solemnidad de una procesión del Santo Entierro. Él era el primero en las clases, el becario en un prestigioso despacho, el exitoso abogado que, con sus irrefutables argumentos, logra concretar un importante contrato en China y, desde luego, el favorito de mamá. Él era el metal purificado y yo la escoria que todos desechan. Pero fue él, quien cometió un crimen. Yo no tenía nada; él podía perderlo todo. No tardé mucho en tomar una decisión. Desde entonces me visita cada semana y me cuenta hasta el último detalle de su vida. Somos gemelos idénticos, así que es fácil imaginar que soy el hombre de las fotografías. Yo nunca habría tenido una vida como la suya, pero ahora, todas las noches en mi celda, puedo soñarla como mía.

Un incomprendido

Quien llegara a su casa jamás se iba con las manos vacías. No lo hacía por bondad, sino para deshacerse, lo más rápido posible, de sus molestas visitas. Su único anhelo era estar tranquilo, evitando cualquier contacto con sus semejantes. Después de entregar hasta la última de sus posesiones materiales, se refugió en una cueva. Lo tomaron por un iluminado y lo asediaron de inmediato, buscando consejo. Aunque no respondía a ninguna pregunta sus seguidores se multiplicaron, ya que interpretaban su silencio como una muestra de sabiduría y no como lo que realmente era: la máxima expresión de su desprecio hacia los hombres. Cuando presintió su muerte, sonrió por primera vez en muchos años, anticipando la paz. Fue canonizado con premura y ahora desde el cielo, y mientras atiende mil peticiones cada día, ve con envidia el solitario encierro de los condenados.

Consecuencias

Aquella mañana, Martha volvió a encontrar la tapa del baúl levantada. Era un baúl antiguo, heredado de su abuelo. Se acercó, dando algunos pasos vacilantes y lo cerró con rapidez, sin atreverse a mirar dentro de él. “Si vuelve a suceder llamaré a la policía –pensó asustada–, no importa que piensen que estoy loca”. Aquella mañana, Auítzotl, sumo sacerdote de la gran pirámide de Tenochtitlán, vio con agrado cómo la tapa del enorme cuenco de piedra, situado en el centro del templo, había sido bajada. Dentro reposaban los corazones calcinados de los guerreros sacrificados el día anterior. “Huitzilopochtli, ha aceptado de nuevo nuestra ofrenda –anunció al pueblo– los sacrificios deben continuar”. Y mientras Martha, en su apartamento, seguía sin descifrar su pequeño misterio, la sangre de mil hombres corría por las escalinatas de una pirámide.

 


kalton_bruhlKALTON HAROLD BRUHL (Honduras, 1976) ha publicado numerosas  obras, entre las que destacan sus libros de relatos: El último vagón (2013); Un nombre para el olvido (2014); La dama en el café y otros misterios (2014); Donde le dije adiós (2014); Sin vuelta atrás (2015);  La intimidad de los Recuerdos (2017). Es autor de la novela La mente dividida (2014). Es premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa” y miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia de la Lengua.