Desde su destierro voluntario en Toronto, textos de dos libros que siguen una trayectoria de “luz interpretada”.
Carlos Santos
Arte de Ronald Morán
La Zebra | # 74 | Febrero 22, 2022
Árboles
Un personaje sudoroso en la noche
sale de una calle lateral
y se interna entre los árboles del parque.
Bajo la sombra revuelta de un peral
halla la blusa de la dama que buscaba.
Está manchada de sangre.
Su memoria inquiere su presente.
Exhausto de un errar intuitivo en la noche,
está libre de forma y de límites.
Pero ¿quién habla? Y, si pregunto,
¿por qué no contesta?
Asimetría
Aquí pasa el tiempo en la sombra del agua.
Y mi rostro cambia, siendo muchos,
pudiera ser ya cualquier otro.
El de este personaje por ejemplo
que hace un gesto ya distinto —tan pronto—
en la luz interpretada por tanta fugacidad,
diciendo:
—A cada paso tengo
un eco escalador de ventanas,
y en cada una el minuto
por venir me desconoce.
Solución de continuidad
Entre los copos de nieve tan separados
cae la tarde y vuela
una pequeña bandada de palomas.
Todo lo que era distante
se vuelve tan cercano ahora.
Un árbol lleno de cabras (inédito).
Sombra de rayo
3.
El país siempre un mazo repartido entre tahúres.
El resto actuaba su papel.
Los mirábamos desde la cama
caída de otro tiempo.
Le daban forma a las instituciones.
Iban por las calles sofocadas,
en el tiempo correcto.
Aceradas las armas sobre el público,
dejaban manchas de sangre al avanzar,
dejaban platos vacíos.
Es el poder de la violencia —decían—
Nadie se asusta, únicamente duerme la ciudad.
Los mirábamos desde la cama, nuestro limbo.
Y en él, había un pozo:
cuanto escalara del fondo yacía con nosotros.
Era entonces el turno del segundo dios:
el toro coronado de guirnaldas
nos llevaba al olvido.
11.
Ella abre la puerta.
El sol entra hasta el fondo del salón;
se lleva por delante las cabezas
de los bebedores,
y en su lugar deja orlas doradas.
Solitaria, la mujer avanza
entre las mesas. Cada paso
queriendo revelarnos algo.
Parece dubitar no en su porte,
que es sombra del cielo,
pero en su manera de mirar las baldosas.
Cuando levante los ojos,
todos seremos número del azar.
14.
Luz de lluvia sobre San Salvador.
El volcán escurre tras un velo.
Aire todo rumor de cosas azotadas.
Esta es la lluvia que no está
fuera de mí.
Quieto, pintado, el humo en el bombillo,
y su luz amarilla que nos bota sombras
bajo las cejas.
Inventado el dios o despierto se mira,
hecho de tan fervoroso material
que somos hoy,
como para hacerlo preguntarse
lo que hará con nosotros,
dormidos cada cual en cada una de sus palmas.
El hombre flaco del cuento negro (inédito)

CARLOS SANTOS (San Salvador, 1956). Poeta y narrador salvadoreño. Exiliado en Toronto, Canadá durante los años de la guerra en la década de 1980. Regresó a San Salvador tras la firma de los acuerdos de paz, donde fue colaborador y redactor de las revistas Tendencias y del suplemento cultura “Búho” de La Prensa Gráfica hasta su regreso a Toronto en 2001, donde reside en la actualidad. Es autor de un influyente libro de poesía: La casa en marcha (DPI, San Salvador, 1999). Su obra incluye un libro de cuento suscrito a la corriente fantástica y neobarroca de Lord Dunsany y Salarrué: Bitácora (Ars, 1998). Su obra poética ha sido llevada al teatro en varias ocasiones: puesta en escena de La casa en marcha, versión inglesa por Walter Krochmal, Sonaha Theatre Collective (Gaya Theatre, Nueva York, 1991); presentaciones internacionales del monólogo La camisa de fuerza, versión castellana por Walter Dionisio, e inglesa, por Walter Krochmal, (San Salvador, Washington, Nueva York, Toronto y Montreal, 1988-90); junto con Jorge Ávalos contribuyó textos para un performance especial de Walter Khrochmal presentado en Franklin Furnace de Nueva York, 1991. La mayor parte de su obra poética permanece inédita.