Una muestra de la brillante minificción de Carlo Antonio Castro (1927-2010), poeta, narrador y antropólogo salvadoreño radicado en Veracruz, México.
Carlo Antonio Castro
La Zebra | #4 | Abril 1, 2016
Variaciones sobre el mayordomo
Misterio
Al concluir la novela policíaca, supo el lector que el suicida era el mayordomo.
Espejo
En la última página, el autor se dio cuenta de que el mayordomo era él mismo.
Asesoría
Leída la novela policíaca sin que apareciera el criminal, el acaudalado lector pidió a su mayordomo que le aclarara el misterio
Cambio de piel
El aficionado llamó al mayordomo para que le diera la clave de la novela policíaca. Este no se presentó. ¡Había renunciado a la literatura!
Al pie de la letra
El mayordomo aprovechó el sueño del lector de la rara novela policíaca para desprender, cuidadosamente, el último capítulo del único ejemplar asequible. Su inocencia quedó asegurada por un lapso prudencial.
Puerto aéreo
Ella y yo nos deseábamos de tiempo atrás, sin habernos conocido nunca a causa de la distancia.
Recibí su telegrama, confuso, casi ilegible: “Llegaré vuelo número, 0 número, 0 número…”
Desde temprano estuve en la inaguantable sala de espera. Diversas rutas concluidas, a través del día, hasta ensombrecerse la noche:
¡Cuántos saludos ajenos y afectos indiferentes!
Cansado, me retiré. Un taxi me llevó al hotel. Me tendí sobre el lecho, sin vestir aquel pijama juvenil, recién adquirido, que no quise ajar. Vino el sueño…
Ella abrió la puerta, suavemente. Se desnudó en silencio. Y se aproximó a mi cuerpo, estrechándolo anhelante entre sus brazos.
Mas yo no estaba allí, sino en el aeropuerto.
Deidad
Yo soy el uno. Yo soy uno. Soy uno. Me multiplico por mí mismo y me produzco: ¡UNO! De nuevo me multiplico por uno y doy lugar al viejo uno. Lo hago de antiguo: 1 x 1 = 1. Llevo eternamente la cruz de mi igualdad, antes, hoy, mañana, mente eterna, compleja simplicidad… ¡Merde! ¡Un pendejo matemático dirá que todo esto es fantasía pura, puro cuento, impropiedad del uno!
Parodia siniestra
Nihil (Novum sub solem) obstat: Titus Mons Roseus.
Cuando Nicaragua despertó, Somoza todavía estaba allí.
Amibiasis
Cuando —ávido de información, temeroso— hubo leído de cabo a rabo la sesuda obra alemana, Las Amibas, de dos mil quinientas páginas, el paciente lector ya no tenía remedio: Aquellos impacientes protozoarios, espíritu de contradicción, ¡lo habían desleído!
Se reciben pupilas
Con sorpresa, que se convirtió en satisfacción, vi el anuncio. Decidí entregar las mías, gastadas ya. ¿Me darían, allí mismo, el repuesto?
Lo supe pronto. Salí con una sola pupila, de veinte luminosos años, en condiciones magníficas.
No he notado la falta de la otra. A la pupila que hoy tengo, no le importa que sea tuerto…
Dobles
Sentados ante el televisor, con sus intérpretes y demás auxiliares, los dos soberbios gobernantes, tras repartirse el mundo, observaron el saludo que, a varios cientos de kilómetros de distancia, intercambiaban, en un acto público, sus respectivos dobles.
Fue entonces que estallaron las potentes bombas colocadas allí, en el escondido recinto, con absoluta precisión, por sus mismos agentes, quienes ignoraban en cada caso, por tratarse de máximo secreto, que las otras personas que acudirían al lugar serían el propio patrón y sus consejeros inmediatos. No hubo sobrevivientes.
Y así, mientras en cada uno de los estados la oligarquía aclaraba para sí las cosas, sin la menor intención de darlas a conocer al país, el mundo pudo respirar en paz por una temporada, ya que los dobles —ahora originales— habían de someterse a un cuidadoso proceso de estudio y adiestramiento, para desdoblar, aquí y allá, su personalidad. Y redoblar más tarde la amenaza pendiente, una vez que los gobernantes dispusieran de dobles intenciones y de dobles sin ellas.
CARLO ANTONIO CASTRO nació en Santa Ana, El Salvador, el 18 de julio de 1927; murió en Veracruz el 11 de abril de 2010. Narrador, poeta y traductor de lenguas indígenas. Radica en México desde 1938. Estudió ciencias biológicas y química en la UNAM; etnología y antropología social en la ENAH. Ha sido catedrático en la Escuela de Antropología de la Universidad Veracruzana; director y redactor de Sk’ oplal te Mejilkolum. Premio Chiapas 1988 en la rama de ciencias. Doctor honoris causa por la Universidad Veracruzana en 2004. Su obra más reconocida es una novela nutrida de sus profundos conocimientos antropológicos de los indígenas tzeltales: Los hombres verdaderos (Xalapa, 1959). Pero también destaca como poeta: Íntima fauna (prólogo de Ermilo Abreu Gómez, Xalapa, 1962); Mago del idioma (compilación de Fradique Danilo Castro Vargas, Xalapa, 2013).