En homenaje al historiador de la filosofía en El Salvador, fallecido el pasado 10 de junio, una selección de sus sonetos sobre el amor y la muerte.
Matías Romero
Arte de J. M. W. Turner
La Zebra | # 78 | Junio 24, 2022
Noche oscura
En lo profundo de la noche oscura,
donde el búho su fea faz esconde,
mi alma callada o mi conciencia impura
se repliega temblando y no responde.
Alguien me mira sin iluminarme
y me arrincona en el hondón profundo
de mi existencia para examinarme
y para pronunciar juicio iracundo.
¡No me mires así, Dios poderoso,
que me has lanzado en el oscuro foso
de una existencia escasa y contingente!
Quizá puedo decir en mi defensa,
si no lo tomas como nueva ofensa,
que soy tu obra, Dios omnipotente.
Dios escondido
¡Oh, mi Dios ignorado y escondido
en algún sitio de mi pensamiento,
que no te puedo hallar pero te siento
como un dolor de amor desconocido!
¿Te hallaré alguna vez en un recodo,
inesperado acaso, del camino?
hoy doy pasos de ciego desatino
y como hundiéndome en un negro lodo.
Ciénaga sin sentido es mi conciencia,
enredo son los hilos de mi mente
y mi pobre oración, sólo demencia.
Si tuviera que estar eternamente
en este batallar de encierro interno…
pienso que no otra cosa es el infierno.
El sueño
El sueño es un ensayo de la muerte,
incursión en el mundo ultraterreno,
viaje diario del alma a su hondo seno,
para ver si algo encuentra allí por suerte.
Cada día viajar y regresar,
sin hallar en la cama nada nuevo,
hallo en el sueño lo que al sueño llevo
y confundo el vivir con el soñar.
Pero no, yo sé bien que allí en la almohada
existe de seguro una salida
hacia la dimensión desconocida
y no al abismo absurdo de la nada.
Cada noche que yo voy a dormir
hago un ensayo para bien morir.
La muerte de la rosa
Sola, mustia, de amor murió la rosa,
del sol enamorada en pleno día,
cuando en su corazón el fuego ardía
del anhelo imposible de ser diosa.
«Diosa ya no hay», le dijo el espacial
astronauta, científico, viajero,
mecánico obediente y personero
de una invasión grosera y material.
Entonces ella al exhalar su aroma
y subir al empíreo en suave vuelo,
oyó que el Sol en encendido idioma
Le dijo: «Esposa, deja el bajo suelo
y ven a ser dentro de mi esplendor
el íntimo secreto del amor».
Poemas en prosa
Una moneda en tus manos puede ser un juguete o un instrumento de progreso. No te portes como un niño, ni como coleccionista. Muévete con tu dinero, marcha con esas ruedas del carro de la fortuna y mira que la meta del bienestar perfecto de los pueblos está todavía muy lejos.
*
El amor se nos da como un trozo de olorosa madera, o como una piedra granítica, o como un mármol inmaculado e informe. Somos nosotros los que tenemos que hacer en esa materia una estatua, una estatuilla, una filigrana o un monumento.
*
Siempre tenemos en los labios una canción nueva. La intentas tú o la invento yo y somos dos pájaros que llevamos las alas escondidas. Con esas alas volamos por dentro, volamos el uno hacia el otro por el azul infatigable.
Selección de Mario Zetino, a partir de
la muestra realizada por el
poeta salvadoreño André Cruchaga
publicada en poemaspoetas.com

MATÍAS ROMERO (Dulce Nombre de María, Chalatenango, 1927-Antiguo Cuscatlán, 2022). Escritor y filósofo salvadoreño. Ejerció el sacerdocio. Director de la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia y miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua. Investigador en el Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades (CICH), de la Universidad Dr. José Matías Delgado, donde realizó trabajos en los campos de la filosofía y la lingüística. Entre sus libros están: Historia de la filosofía en El Salvador (2006); Léxico del cuerpo humano en el habla popular salvadoreña (2009); Dime lo que comes y te diré quién eres. Léxico del pan, las comidas, bebidas, lácteos y todo lo relacionado con la alimentación salvadoreña (2011); y su Diccionario de salvadoreñismos (2013). También cultivó la poesía: Poemas existenciales y Meditatio mortis (2000).