Javier Alvarado: «Ronda para un niño síndrome de Down» (poesía)

La ternura es sobria y elocuente en los versos de este gran poeta panameño.

Javier Alvarado
La Zebra | # 88 | Abril 12, 2023

Ronda para un niño síndrome de Down

A Dagoberto Carrizo Cedeño

Todos los días vuelvo a aquel niño
detenido en el tiempo. Cuida de las
constelaciones
como si el polvo lunar estallara en
nuestras conciencias.
Su fragilidad vuelve a repetirse cuando
terciábamos en el horizonte
una llamada de la lluvia
y era la nostalgia,
el pasaporte más inmediato.
Nunca atrapó un pájaro
mas los pájaros lo convocaron a que ejecutara el acordeón como si fuese un aleteo.
Fue único y plausible como una lágrima, como una vuelta a casa.
Dago vino con sus ojos rasgados a escudriñar el viento.
Veía el sol declinar hasta su frente en los atardeceres de una hamaca.
Lo arrullaron desde niño con todas las canciones del corotú llorón.
Reía solo acunando panes y festines de alegría.
A todos nos llamaba con otros nombres; Angái, Yaya, Bibí, Cacá, Umbú, Inguín,
Inguita.
¿Cómo llamarte con tu propio nombre en tu lenguaje mismo?
¿Cómo descifrar aquellos temblores risorios o esos sueños
de manito ocueño que habitaron tus días? Pero te has ido. Un niño síndrome de Down ha muerto. Hay gaviotas en torno al niño que jugaba con la hierba y traducía la página de escarcha.
La música de las cigarras se ha
apagado
en el crepúsculo. Ya los pinos hablan
de otros juegos.
Los niños síndrome de Down tienen
una ronda
para descifrar el mundo, la aurora
entre los bosques,
un manojo de olas hasta encontrar la
ternura
en la dulcedumbre de una madre, en la
entrega filial de una maestra.
Del sur del arcoíris trajo sus gestos
para crear un código idiomático:
Los dedos doblando hacia la boca para describir el hambre,
un solo dedo enroscado para saborear
la montura de un helado,
un soplo sobre el cuenco de la mano
para proclamar la vaharada del café;
en sus labios fluía claramente la clave polimórfica del agua:
—Ía iaguaa.
Ahora, hay Dago en este poema, un
vaso rebosado para calmar tu sed.


JAVIER ALVARADO (1982). Poeta panameño. Se licenció en Lengua y Literatura Españolas en la Universidad de Panamá (2005). Ha sido galardonado en casi una veintena de certámenes, entre ellos: el Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán” 2011; el Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 2011, convocado por el Instituto Nicaragüense de Cultura; el Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén 2012, convocado por la Universidad de Quintana Roo, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Jorge González Durán y la Revista Río Hondo; y el Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá en poesía, 2015. Es autor de una docena de libros de poesía, entre los últimos: Balada sin ovejas para un pastor de huesos (UTP, Panamá, 2011); Viaje solar de un tren hacia la noche de Matachín (Ediciones Universidad de Quintana Roo, México, 2013); y La vida en mi plato de pobre (Ediciones INAC, 2015.)