No hay por qué sentirnos impotentes, nos dice este poeta salvadoreño (1985-2021), pues también podemos luchar desde los afectos, a pesar de la tristeza.
Luis Borja
Retrato de Ana Portnoy
La Zebra | # 75 | Marzo 3, 2022
I
Hace tiempo, Roque Dalton pensó nuestra colectividad en su bello “Poema de amor”. Los tristes más tristes del mundo, dijo el poeta. Es un poema que está escrito desde el afecto, pero también desde una identidad de clase. Roque relata en ese poema un proceso de dominación, un proceso de ejercicio del poder. Dicha dominación se ejerce sobre el cuerpo. El obrero es dominado a través de su fuerza de trabajo construyendo los canales de Panamá; la mujer es dominada a través de su cuerpo llenando los bares y burdeles. El cuerpo, pues, es un espacio de disputas de poder, pero también un espacio donde se ejerce el poder.
Recientemente, nuestro país está siendo conducido desde la construcción de discursos que buscan ejercer el poder ya no en el cuerpo, sino en la “mente de los sujetos”. Estos discursos están alimentados por el odio y el desdén a la memoria. Son discursos que se construyen desde el olvido, desde la anulación de todo símbolo que implique resistencia. Y para ello apelan a un juego desde las emociones. Apelar a las emociones es apelar al afecto.
Deleuze, comentando a Spinoza, sostiene que cuando mi poder de ser afectado está completo, disminuye mi potencia de actuar. El filósofo francés observa que es a partir de las emociones que se puede ejercer el poder. Por ello, sostiene que: “Tener el poder sobre alguien es estar en condición de afectarlo de tal o cual manera. Los poderes son fundamentalmente instituciones hechas para afectarlos de tristeza, eso funciona así y no puede funcionar de otro modo”. Deleuze concluye, entonces, que el sujeto afectado por la tristeza se deprime.
II
Veo en las redes sociales una imagen que circula con una frase: “Somos una generación triste, repleta de fotos felices”. Pienso que nuestra sociedad es una sociedad triste, melancólica. Hemos pasado, como diría Byun Chul Han, de una biopolítica a una psicopolítica. En este panorama de la psicopolítica, el sujeto se ha olvidado de su identidad de clase y busca pertenecer a un grupo para no ser excluido. Los grupos entonces se vuelven “grupos de apoyo” y dejan de ser colectivos de lucha. Se vuelven sujetos deprimidos en esta sociedad del cansancio, dice Han, perfectamente dialogando con Deleuze.
III
Ante este panorama de una sociedad triste estamos nosotros, quizás en verdad los más tristes del mundo, afectados tan negativamente por el poder y el odio. Por ello vale la pena recordar al poeta Dalton, quien en el “Poema de amor” nos ofrece la posibilidad de la lucha en el mismo plano de la afectividad. Es decir, Dalton considera que también se puede resistir desde la ternura, la hermandad y la solidaridad. Por ello termina el poeta hablando desde el proyecto de la nación y los afectos: mis compatriotas, mis hermanos.
San Salvador, 11 de febrero de 2021.
LUIS BORJA (El Salvador, 1985-2001). Poeta y ensayista. Director de la Editorial Universitaria y profesor del Departamento de Letras de la Universidad de El Salvador, donde obtuvo su licenciatura en Ciencias del Lenguaje y la Literatura. En 2014 obtuvo el Accésit del XXIV Premio Internacional de Poesía «Jaime Gil de Biedma» con su obra El disparo: cuentos del barr(i)o (Editorial Visor, Madrid, 2014); y en 2019 ganó la VI edición del Premio Internacional de Poesía «Pilar Fernández Labrador» por su libro Umit (Ediciones Diputación de Salamanca, 2019). Sus otros libros de poesía son: Letrosis (2013); Pus (2014); La herida del poema (2015); Mi hombro es una lágrima (2016); Un labial para las muertas (2017). Editó la antología: Subterránea palabra (2016). Fue investigador de literatura y escribió varios ensayos académicos.